10 años, 10 voces

oct.
27
2017

El mercado es flexible, no está inflado  

Publicado por Comunicación Alquiler Seguro


 

Regresé a Madrid en 1999 tras vivir fuera de España unos años. Di por hecho que sería fácil alquilar piso y de repente descubrí que en Madrid no alquilaba (casi) nadie y que me iba a costar encontrar algo medio decente y a un precio que pudiera pagar. En aquella España en que "alquilar es tirar el dinero" nadie de mi entorno entendía que no me comprase piso. Para colmo, decidí invertir en la fundación de idealista todos mis ahorros. No pude comprar al comienzo de la burbuja y después ya no quise. Mientras tanto el alquiler seguía siendo un páramo, un desolador paisaje de poca oferta, casas destartaladas decoradas con los muebles que le sobraban al propietario de herencias o de su propio pasado y con mucho amateur metido a casero.

 

Hoy, cuando según datos de idealista veo que Madrid es la tercera ciudad con más producto de alquiler de la UE, que el 25% del mercado es de alquiler y que las personas más jóvenes se van a vivir de alquiler de manera natural siento que algo (grande) ha cambiado en la sociedad y que de alguna manera la decidida apuesta por el alquiler que hicimos desde el 4 de octubre de 2000 -cuando subimos la primera versión de idealista- de algo habrá servido.

Lo cierto es que el alquiler ha conseguido convertirse en el protagonista del mercado inmobiliario español. Los años de crisis nos han dejado un gran parque de viviendas de calidad, situadas en entornos bien urbanizados y que cuentan con una enorme demanda, tanta que en muchas ocasiones este parque resulta insuficiente. Pero el cambio en la mentalidad de los españoles ya es un hecho: alquilar ya no es tirar el dinero.

 

Según el informe de precios de alquiler de idealista relativo al segundo trimestre de este año las expectativas de los propietarios españoles se han multiplicado: muestra un crecimiento del 4,8% trimestral y un 19,7% interanual en España. 

 

Si profundizamos en esos mismos datos comprobamos que nuestro país no tiene un comportamiento homogéneo, ni en velocidad de normalización ni en los tiempos: los grandes mercados, con Madrid y Barcelona a la cabeza, comenzaron sus procesos de normalización de precios hace años, mientras que en otras zonas menos pobladas ese proceso no ha dado comienzo hasta hace algunos meses.

 

No debemos olvidar que las grandes ciudades son las que llevan generando titulares en los últimos trimestres, con avisos recurrentes de que estamos frente a una nueva burbuja y amenazas de los ayuntamientos para sancionar a los propietarios que no ajusten sus rentas a los parámetros municipales. Pero el mercado ha sido más rápido y flexible: los precios han caído un 1,4% en Barcelona y un 1,1% en Madrid en el segundo trimestre.

 

Esta tendencia bajista comenzó a percibirse durante el primer trimestre de 2017, cuando los precios se estabilizaron por primera vez en varios trimestres. De hecho, en un tercio de los distritos de Madrid y en más de la mitad de los de Barcelona los precios son más económicos que a cierre de 2016.  

 

Pero aún así, las propias ciudades tienen sus propios submercados que funcionan de manera independiente, sobre todo en las grandes ciudades como Madrid. En la ciudad la presión de la demanda no ha sido igual en todas las zonas y la normalización de los precios tampoco ha sido simultánea. Los distritos dentro de la M30 fueron los primeros en ver cómo sus precios subían a principios de 2014. Hasta un año después el resto no comenzó a tener tasas positivas.

 

Las diferencias entre ambos mercados son notables todavía hoy, incluso más fuertes de lo que eran en los peores años de la crisis. Alquilar una casa dentro de la M30 es, de media, un 47% más caro que hacerlo fuera, donde todavía es sencillo encontrar alquileres económicos.

 

Todo esto pone de manifiesto que no estamos a las puertas de una nueva burbuja del alquiler, sino que estamos frente a un mercado alcista pero flexible, cuyos precios tienen un tope y los propietarios son conscientes de que si superan ese límite será prácticamente imposible alquilar sus bienes.

 

Aún así, la demanda sigue siendo muy fuerte y todavía más elevada que el parque de viviendas disponible. Por ello es necesario que las administraciones entiendan el cambio que se está registrando en la economía y sociedad españolas para poder diseñar medidas encaminadas a lo que realmente necesita el mercado: más viviendas en alquiler. ¿Cómo? El abanico de medidas es amplio pero debería pasar en cualquier caso por ofrecer mayor seguridad jurídica a los propietarios, incluir incentivos fiscales para quienes decidan ponerlas en el mercado o recuperar la desgravación para inquilinos.

 

Por Fernando Encinar, cofundador y jefe de estudios de idealista