El invierno, con la lluvia y el frío, hace que cualquier vivienda acumule más humedad de la recomendada. Además de no ser bueno para la salud, puede causar problemas en la estructura de tu piso de alquiler. ¡Lee atento!

Condensación

La condensación se produce cuando el aire húmero golpea una superficie fría. Este aire se convierte en agua y humedad en las paredes, ventanas y azulejos. En lugares donde hay poca circulación de aire, en los armarios y en el techo, la condensación puede ser peligrosa.

¿Cómo evitarlo?

Si tu piso de alquiler está a la espera de un nuevo inquilino, procura dejar los muebles separados de las paredes y mantén las puertas de los armarios abiertos para que circule el aire. Además, revisa que funcionen bien los extractores de la cocina y los baños.

En invierno es recomendable tapar las ollas y cacerolas al cocinar y si las bajas temperaturas y la lluvia no te permiten secar la ropa en el exterior, no la pongas mojada en los radiadores y procura destinar un cuarto bien ventilado para que se seque. Además, a la hora de darse una ducha, procura hacerlo con la puerta cerrada para evitar que la humedad se extienda por la casa.

Consecuencias

Si no pones medios para evitar la condensación, terminará por generar manchas de humedad en las esquinas y paredes y erosionar la pintura.

Si la condensación es un problema y no consigues solucionarlo por tus propios medios, en el mercado encontrarás productos que te ayudarán a solucionarlo. Si tu presupuesto es bajo, en cualquier supermercado, en la sección de droguería, encontrarás artículos antihumedad.

Si la cosa va a mayores, tendrás que terminar haciéndote con un deshumidificador que elimine las partículas de agua del aire de tu piso de alquiler.